La ira de los justos

Autor: Manel Loureiro
Género: Terror (Zombis)
Serie: Tercer libro de la serie «Apocalipsis Z»
Publicado en: 2011
Sinopsis: Tres supervivientes han logrado salir con vida de unas Islas Canarias arrasadas por los No Muertos. ¿Qué más deberán superar para conseguir sobrevivir en un mundo bajo la amenaza de los zombis?.
Cuando los tres supervivientes creían estar a punto de perecer en mitad del océano, son rescatados por uno de los últimos grupos organizados que quedan sobre la Tierra. Obligados a acompañar a sus salvadores, llegan a una zona donde todo el mundo actúa como si el Apocalipsis jamás se hubiese desatado, pero pronto se dan cuenta de que algo siniestro se oculta bajo ese paraíso.
Mientras tanto, a muchos kilómetros de allí, el único país que ha sobrevivido al Apocalipsis empieza a mover ficha para hacerse con el control del planeta.
Atrapados en un torbellino de ambiciones, grupos enfrentados, castas y religiones que luchan por la supremacía, pero siempre rodeados por un océano de No Muertos, nuestros protagonistas tratarán de hacer lo que mejor saben: sobrevivir.

Opinión:
Con «La ira de los justos» concluye la trilogía de Manel Loureiro «Apocalipsis Z». Antes de empezar a hablar del libro recapitulemos un poco (si no has leído los dos primeros libros te recomiendo que no pulses en el enlace que hay aquí debajo).

RESUMEN DE LOS DOS PRIMEROS LIBROS
La historia comienza cuando Manel, abogado de razonable éxito que vive en una urbanización a las afueras de Pontevedra, decide instalarse una placas solares en su casa, harto ya de los continuos cortes de luz que sufre. Esa decisión marcará su destino pues nada más instalarlas se desata el apocalipsis.

Su aporte extra de electricidad le permite pasar las primeras semanas encerrado en su casa, con la única compañía de su gato Lúculo y de un vecino. Al principio todo parece ir bien, pero el vecino comete una imprudencia y acaba engrosando las filas de los zombis. Este hecho acaba por convencer a Manel de que debe buscar una salida a su situación ya que seguro que quedan grupos de supervivientes en los que poder integrarse, así que se enfunda su traje de submarinismo, coge a Lúculo y su fusil de pesca submarina y sale en busca de un lugar mejor.

Ese lugar mejor resulta ser Vigo, donde se encuentra con Viktor Pritchenko, un ucraniano contratado por la Xunta como piloto de una brigada contra incendios. Después de mil peripecias por la ciudad, incluida una explosión que hiere a Viktor en la mano, acaban en un hospital buscando algo con lo que curar la maltrecha mano del ucraniano.

Es en ese lugar donde se encuentran con otras dos supervivientes, Sor Cecilia, una monja cincuentona que había pasado los últimos quince años de su vida de misionera en un hospital de Kenia y que los avatares del destino habían hecho que se encontrase en Vigo cuando se desató la pandemia zombi, y Lucía, una lolita de de diecisiete años que ha perdido a su familia y que acaba refugiándose en el hospital.

Nuestro grupo de supervivientes pasa tres plácidos meses en el hospital e inevitablemente surge el amor. Si queréis saber quienes conforman la parejita feliz tendréis que leer el primer libro, solo os diré que desde es momento habrá un abogado asalta-cunas suelto.

Todo parece ir bien cuando se desata un incendio forestal que avanza descontrolado hacia el hospital. La única solución es huir pero ¿a dónde? después de mucho pensar deciden que lo más seguro es trasladarse a una isla y entre las cercanas islas Baleares y las lejanas islas Canarias se deciden por estas últimas ya que allí es dónde se trasladó tanto el gobierno como la familia real.
Como tienen un piloto de helicópteros entre ellos el modo de llegar hasta allí es simple, hacerse con un helicóptero, cargarlo de combustible y volar.

Contra todo pronóstico consiguen llegar al aeropuerto de Arrecife, en Lanzarote, donde son rescatados por un helicóptero del ejército argentino y trasladados a Tenerife.
Nada más llegar allí las cosas empiezan a ir de mal en peor. Primero son puestos en cuarentena por los soldados. Cuando están a punto de finalizar el periodo de observación, un soldado borracho intenta abusar de Lucía, Sor Cecilia se interpone y acaba en estado de coma con la cabeza machacada a porrazos; morirá unas semanas después sin llegar a despertar del coma. Para colmo de desgracias Basilio, el soldado borracho, consigue que acusen a Viktor de la agresión y aunque Lucía no hace más que repetir que él es inocente y que el agresor está libre, nadie le hace caso.

Poco después Manel y Viktor deben ofrecerse voluntarios para encabezar una expedición al hospital de La Paz, en  Madrid, en busca de medicamentos; esa es la única opción que tienen para que el rubio ucraniano se libre del juicio por agresión.

Poco después de llegar a Madrid, tras haber pasado todo tipo de penalidades en el hospital, descubren cual es la situación real; la «apacible» isla de Tenerife se encuentra inmersa en una guerra civil. En un bando se encuentran los monárquicos partidarios de Felipe Juan Froilán, único superviviente de la familia real, y acantonados en Gran Canaria. En el otro bando están los republicanos, acantonados en Tenerife y partidarios de ellos mismos.

Nuestros amigos consiguen volver a Tenerife y tras reunirse con Lucía, que también ha pasado lo suyo mientras Manel y Viktor se encontraban en la península, y enterarse de la muerte de Sor Cecilia, deciden que lo más seguro es abandonar la isla. Consiguen robar un velero, se hacen a la mar y...


«La ira de los justos» comienza con nuestros tres protagonistas a bordo de un velero y en medio de un huracán. Cuando todo parece perdido y su muerte parece inminente son rescatados por un super-petrolero, el Ithaca.
El barco pertenece a la «República Cristiana de Gulfport, Mississipi», comunidad liderada por el enigmático reverendo Greene, y está cruzando el atlántico para llegar a una refinería de petroleo de Guinea Ecuatorial, llenar los depósitos y volver a Gulfport.

Cuando regresan a los Estados Unidos, nuestros protagonistas descubren que la «República Cristiana de Gulfport, Mississipi» no es más que una pequeña ciudad rodeada por un muro de hormigón de tres metros de alto y gobernada por un grupo de racistas que haría palidecer a la Sudáfrica del apartheid.
Los blancos, preferiblemente anglosajones y protestantes, rigen los designios de la comunidad y han reducido al resto de etnias, los llamados ilotas en clara alusión a sus homólogos espartanos, a un estado de cuasi esclavitud.

Muy lejos de allí, la única nación de la tierra que ha sobrevivido a los zombis prácticamente intacta, Corea del Norte, ha descubierto la existencia de Gulfport y su acceso a una fuente de petroleo. Necesitados de hacerse con esas reservas, los líderes norcoreanos deciden enviar a Mississipi a un grupo de soldados de élite con la misión de averiguar la localización exacta de la fuente de combustible.

Pero como dijo Paco Umbral, «yo he venido a hablar de mi libro», así que voy a hacerle caso y hablaré un poco sobre el libro. En la reseña que hice de «Los días oscuros» ya comenté que el nivel había bajado respecto a la primera novela; en esta tercera entrega el nivel no mejora.

Los personajes siguen siendo planos, sin ninguna profundidad y con unas reacciones fuera de toda lógica, especialmente en el caso de Lucía.

La trama sigue una línea esperable que nos conduce inexorablemente a un enfrentamiento a cuatro bandas, a saber: ilotas, partidarios del reverendo Greene, norcoreanos y zombis. Desde la mitad de la novela se adivina que los cuatro grupos van a enfrentarse  al mismo tiempo y en el mismo lugar, luchando todos contra todos.

La lucha final, al menos, es trepidante, demostrando Manel Loureiro que lo que mejor domina es la acción. La tensión va aumentando por momentos, llegando a un climax que nos hace preguntarnos cómo van a salir los protagonistas del embrollo en el que se encuentran. Es en ese momento, en el que te estás preguntando si el libro realmente habrá valido la pena, cuando Loureiro hace lo peor que podía hacer, se saca un as de la manga para solventar la situación (más que un as se saca una baraja entera).

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El capítulo 55 finaliza con nuestros protagonistas en medio de un fuego cruzado entre norcoreanos, ilotas y partidarios de Greene, mientras una bola de fuego ha destruido el puerto de Gulfport, las llamas consumen media ciudad y los zombis están a punto de entrar en la ciudad a través de las brechas que se han abierto en el muro de hormigón.

CAPÍTULO 56

Pontevedra, España
Seis años más tarde



Valoración: El libro prometía pero al final la c*g*. Dos estrellas para el libro y dos para la trilogía.

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5 Comentarios

  1. Me ha gustado mucho el libro. Un final muy adecuado a la trilogía.

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  2. @José Andrés Jiménez
    Pues a mi, la verdad sea dicha, me desilusionó un poco.

    Saludos.

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  3. Llego tardisimo con respecto a la fecha del post, pero es que recién termine de leer la trilogia, estoy completamente de acuerdo con la valoración, e incluso creo que ya no es que no mejora el nivel respecto a Los Días Oscuros, si no que se hunde aún un poco más. Las reacciones de Lucia, no tienen sentido, y solo sirven para desarrollar la trama, sin preoucuparse de la coherencia narrativa, y ya ese final en el que de una situación que se presenta imposible de sobrevivir, ya que no hay manera de escapar de Gulfport aparente, con miles de zombies entrando a la ciudad, y con la mayoria de los combatientes de todos los bandos muertos por la onda expansiva de la explosión,y uno espera a ver como la resuelve, ese seis años despues es lamentable, yo tenía una valoración de tres puntos para la saga hasta ese momento que se hundio a dos, porque es algo increible que lo haya terminado asi

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