Sueño del Fevre

Género: Terror
Publicado en: 1982
Título original: Fevre Dream
Sinopsis: El vapor más majestuoso del Mississippi surca un río de sangre... En 1857, la cuenca del Mississippi bulle de actividad: los vapores señorean sus aguas en feroz competencia. Cuando Joshua York le ofrece sacar a flote su naviera a cambio de unas pocas condiciones, sencillas aunque misteriosas, el capitán Marsh ve realizado su sueño: ser el patrón del vapor más rápido del río. Pero los sueños de ambos se verán infiltrados por una pesadilla que anegará de sangre los fondeaderos.

Opinión:
Antes de comenzar he de decir que creo que no desvelo nada si digo que estamos ante una novela de vampiros, auténticos chupasangres cuya única vertiente romántica es ese hálito de atracción que envuelve a la inmortalidad. Una vez aclarado podemos entrar en materia.

He de reconocer que, aunque el vampiro no es mi criatura terrorífica preferida, el hecho de que sean seres pensantes y con sentimientos les da "algo más de recorrido" que a los zombies; estos últimos son unos extras estupendos, desencadenadores de las más variadas y sorprendentes reacciones en los humanos, pero unos protagonistas algo insulsos y unidimensionales.

Comencé a leer el libro sin ninguna idea preconcebida sobre lo que me iba a encontrar; de hecho lo empecé a leer porque me lo recomendó un amigo (que dicho sea de paso, estará eternamente en deuda conmigo por haberle descubierto Canción de hielo y fuego) y he de reconocer que me he encontrado con el segundo mejor libro de vampiros que jamás haya leído -de momento Bram Stoker es insuperable-.

Como ocurre a lo largo de casi toda la obra de Martin, el tratamiento y la profundidad que le da a los personajes es sublime; nadie es únicamente como aparenta ser, todos esconden una manera de pensar y de actuar que no se percibe a simple vista, lo que hace que muchas veces reaccionen como deben reaccionar y no como nosotros esperamos que lo hagan.

Los vampiros, aunque brutales y asesinos, esconden los mismos deseos que los humanos, vivir, amar y ser amados, ser felices en algún lugar, aunque para ello deban renunciar a la sangre humana. Pero no nos dejemos confundir, sus motivos no son los mismos que los de Wesley Snipes en Blade. Joshua York no piensa que beber sangre humana esté mal ya que para él los seres humanos no dejan de ser ganado, el problema está en que es un ganado muy peligroso si se le enfada, y los vampiros son cada vez menos por lo que su renuncia es una manera de preservar la existencia de su especie.

Mención aparte merece el personaje de Abner Marsh, un hombre del río, rudo e íntegro, propietario de la "Compañía de Paquebotes del Río Fevre" y que ha visto como en poco tiempo desaparecían cinco de sus seis barcos, y con ellos toda su fortuna. Pero la suerte, o tal vez la desgracia, ha hecho que se cruce en su camino un personaje inquietante que le hace una oferta difícil de rechazar, le ofrece todo el dinero que necesite para que haga realidad el sueño de su vida, construir el barco más lujoso y rápido de todo el Mississippi. Este ofrecimiento despertará un agradecimiento y una lealtad hacia York que, poco a poco, irá deviniendo en una sincera y profunda amistad entre los dos personajes, llegando a lo que, para mi, es el verdadero trasfondo del libro, un canto a la amistad por encima de todas las dificultades.

Valoración: Estamos ante un gran libro, merecedor de cuatro estrellas.

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2 Comentarios

  1. lo empecé a leer porque me lo recomendó un amigo (que dicho sea de paso, estará eternamente en deuda conmigo por haberle descubierto Canción de hielo y fuego)

    ¡Tú sigue presumiendo, sigue! Ya llegará mi oportunidad de girar la tortilla... je, je. Me alegro que lo hayas disfrutado. Lo cierto es que es intenso como un buén café, y que hay diferentes "historias" dentro de la historia. Estoy de acuerdo en la crítica, sobre todo en lo referente a la amistad. Sin tener que comulgar en todo con el otro, aceptando diferencias (algunas insalvables, vaya) pero desde la honestidad y la franqueza. Sí señor.

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  2. Tú sigue intentándolo, que así me voy llenando las alforjas de buenos libros :-)

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