El curioso incidente del perro a medianoche

Autor: Mark Haddon
Género: Narrativa
Publicado en: 2003
Título original: The curious incident of the dog in the night-time
Sinopsis: El curioso incidente del perro a medianoche es una novela que no se parece a ninguna otra. Elogiada con entusiasmo por autores consagrados como Oliver Sacks e Ian McEwan, ha merecido la aprobación masiva de los lectores en todos los países donde se ha publicado, además de galardones como el Premio Whitbread y el Premio de la Commonwealth al Mejor Primer Libro. El protagonista es Christhoper Boone, un chico de quince años con síndrome de Asperger, que conoce las capitales de todos los países del mundo, puede explicar la teoría de la relatividad y recitar los números primos hasta el 7.507, pero le cuesta relacionarse con otros seres humanos. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad, pero odia el amarillo, el marrón y el contacto físico.
Si bien nunca ha ido solo más allá de la tienda de la esquina, la noche en que el perro de la vecina aparece asesinado, Christopher decide iniciar la búsqueda del culpable. Emulando a su admirado Sherlock Holmes —el modelo de detective obsesionado con el análisis de los hechos— sus pesquisas lo llevarán a cuestionar el sentido común de los adultos que lo rodean y a desvelar algunos secretos familiares que pondrán patas arriba su ordenado y seguro mundo.

Opinión:
Como bien se dice en la sinopsis, este es un libro diferente. La primera diferencia la vemos en la numeración de los capítulos (no, no falta el capítulo 1, el libro empieza directamente por el capítulo 2)
Para marcar los capítulos de los libros se suelen usar los números cardinales 1, 2, 3, 4, 5, 6, etcétera. Pero he decidido usar en mis capítulos los números primos 2, 3, 5, 7, 11, 13, etcétera, porque me gustan los números primos.
Y es que estamos leyendo el diario de Christopher John Francis Boone, un chico de 15 años con "Necesidades especiales", pero como el mismo Christopher explica ¿quén no tiene necesidades especiales?
Los niños de mi colegio son estúpidos. Pero se supone que no he de llamarlos estúpidos, ni siquiera aunque sea eso lo que son. Se supone que he de decir que tienen dificultades de aprendizaje o que tienen necesidades especiales. Pero eso es estúpido, porque todo el mundo tiene dificultades de aprendizaje, porque aprender a hablar francés o entender la relatividad es difícil. Y todo el mundo tiene necesidades especiales, como Padre, que tiene que llevar siempre encima una cajita de pastillas de edulcorante artificial que echa al café para no engordar, o la señora Peters, que lleva en el oído un aparato de color beis para oír mejor, o Siobhan, que lleva unas gafas tan gruesas que si te las pones te dan dolor de cabeza, y ninguna de esas personas son de Necesidades Especiales, incluso aunque tengan necesidades especiales.
Todo comienza cuando una noche, a las 00:07 para ser exactos, aparece asesinado el perro de la señora Shears y Christopher decide descubrir ha matado al perro de su vecina. No solo eso, además decide escribir un libro relatando su investigación, como los libros de su admirado Sherlock Holmes (personaje creado por el nada admirado Arthur Conan Doyle).
A lo largo de los 51 capítulos de su libro (desde el capítulo 2 hasta el 233) Christopher nos va mostrando cómo es el mundo visto por sus sus ojos, un mundo hostil lleno de gente que no le entiende y a la que él tampoco entiende, un mundo en constante cambio en el que el orden y la lógica brillan por su ausencia.
Eso es un problema para Christopher, porque a nuestro protagonista no le gustan los cambios y por qué la lógica es fundamental en su vida -aunque muchas veces el resto del mundo no pueda entender su lógica-.
El señor Jeavons, el psicólogo del colegio, me preguntó una vez por qué 4 coches rojos seguidos hacían que fuese un Día Bueno, y 3 coches rojos seguidos un Día Bastante Bueno, y 5 coches rojos seguidos un Día Súper Bueno, y por qué 4 coches amarillos seguidos hacían que fuese un Día Negro, que es un día en que no hablo con nadie y me siento a leer libros solo y no almuerzo y No Corro Riesgos. Dijo que yo era una persona muy lógica, y que le sorprendía que pensara de esa manera, porque no era muy lógica.
Le dije que me gustaba que las cosas siguieran un orden preciso. Y una manera de que las cosas siguieran un orden preciso era siendo lógico. En especial si esas cosas eran números o un razonamiento. Pero había otras formas de poner las cosas en un orden preciso. Y por eso yo tenía Días Buenos y Días Negros. Le dije que hay personas que trabajan en una oficina y que al salir de casa por la mañana ven que brilla el sol y eso hace que se sientan contentas, o ven que llueve y eso hace que se sientan tristes, pero la única diferencia es el clima, y si trabajan en una oficina el clima no tiene nada que ver con que tengan un buen día o un mal día.
Dije que cuando Padre se levanta por las mañanas siempre se pone los pantalones antes de ponerse los calcetines y que eso no es lógico, pero siempre lo hace así, porque a él también le gusta hacer las cosas en un orden preciso. Además, cuando sube los escalones lo hace siempre de dos en dos y empieza siempre con el pie derecho.
Lo que comienza como una novela de detectives, con el investigador empleando sus dotes de deducción para descubrir al criminal, se va transformando poco a poco en "algo parecido a un drama existencialista" en el que el protagonista irá descubriendo la verdad sobre su vida.
Además, Christopher va dejando a lo largo de todo el libro pequeñas muestras de su conocimiento de las matemáticas, desde cosas simples, como qué significa que un número sea primo, hasta otras no tan simples como las pinceladas que da sobre la Teoría de caos cuando menciona cómo varía la población de ranas en el estanque de su colegio (parábola logística de Robert May).

Valoración: Sin lugar a dudas es un libro diferente y solo por eso ya merecería ser leído, pero además se trata de un libro que entretiene. Tres estrellas bien ganadas.

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