Recuerdos de un soldado

Género: Autobiografía
Publicado en: 1952
Título original: Erinnerungen eines soldaten
Sinopsis: En todas las guerras siempre surgen grandes generales que pasan a la posteridad por sus grandes batallas. Generales que adquieren una dimensión mítica por sus victorias y, a veces, por sus derrotas. La Segunda Guerra Mundial fue un gran generador de mitos por sus proporciones y su duración. Personajes como Rommel, Patton, Montgomery, Eisehower o Zhukov engrosarían las filas de los grande mitos militares, y sus nombres se popularizaron hasta extremos insospechados.
Otros muchos nombres como Von Rundstedt, Von Manstein, Bradley o Auchinleck han pasado a la historia para los más entendidos. En esta categoría destaca con luz propia el general Heinz Guderian, y lo hace no sólo por su aportación en el campo de batalla, sino especialmente como teórico y propulsor de una nueva forma de hacer la guerra basada en la movilidad y la capacidad de fuego.
Oficiales como Guderian, Fuller, Liddell Hart y De Gaulle lucharon por hacer ver a sus gobiernos que debían olvidar los preceptos teóricos que impulsaron las carnicerías de la Primera Guerra Mundial para pasar a una forma de guerra mucho más contundente y efectiva. Guderian convenció a Hitler de las bondades de la nueva arma blindada y de su potencial combinado con el poder aéreo. Se creaba la Blitzkrieg, la guerra relámpago.
Recuerdos de un soldado son las memorias de este gran militar. Unas memorias que combinan el análisis de estos nuevos conceptos de la guerra con sus experiencias en el campo de batalla. Bebiendo de la tradición de grandes cronistas militares como Julio César, Guderian nos describe con agilidad y precisión las grandes maniobras y la tensión de la lucha, el desarrollo de las batallas y el combate en el Estado Mayor. Son las memorias de un auténtico militar prusiano, un militar fiel a su país y a su Ejército que, tal como se manifiesta en sus memorias, también fue capaz de mantener sus criterios frente al propio Hitler. Más de medio siglo después de que fuesen escritas completan junto con "Victorias frustradas" de Von Manstein el mejor panorama de memorias sobre la Segunda Guerra Mundial escritas por generales alemanes.
Opinión:
Este es un libro peculiar ya que se aleja bastante, por no decir mucho, de los circuitos de lectura habituales. Si no te gusta la historia ni te atrae la Segunda Guerra Mundial no encontrarás nada de interés en este libro. Si por el contrario te pasa como a mi y es un tema que te interesa, este libro es una joya. "Recuerdos de un soldado" el la autobiografía de Heinz Wilhem Guderian.

Para los que no lo conozcan, aunque si has llegado hasta aquí no creo que sea necesario explicarlo, Guderian fue un oficial alemán del periodo de las dos guerras mundiales y uno de los más destacados teóricos militares que han existido; fue el padre de las temidas y eficaces panzerdivisionen alemanas y de la guerra relámpago, la Blitzkrieg.
Pero además, Guderian fue testigo presencial y protagonista activo de una de las épocas más determinantes de la historia reciente, la primera mitad del siglo XX, momentos en los que se forjaron la mayoría de las alianzas sociopolíticas que existen hoy en día.

Por si no fuese suficiente, además de destacado militar de la Segunda Guerra Mundial, brillante teórico militar y testimonio de excepción de un momento histórico trascendental, Guderian sorprende tanto por su sorprendente facilidad para analizar a su sociedad como por su estilo literario, más propio de un escritor profesional que de un general prusiano. Como ejemplo de esto, aquí tienes el prólogo que escribió para sus memorias:



El destino ha hecho que mi generacion participara en dos Guerras Mundiales que han terminado con la derrota de mi patria. Es ésta una suerte dura; y nosotros, soldados veteranos, sentimos en lo más profundo, el dolor y las tristezas de nuestro pueblo. Durante largos años, los combatientes de las últimas guerras se han mantenido callados con gran esfuerzo. O permanecían prisioneros o tenían otros motivos para mantener una actitud reservada. Entre nuestros recientes enemigos, los victoriosos, se han publicado numerosos libros sobre la Segunda Guerra Mundial. En parte, son recuerdos personales en parte, valiosas obras de Historia. Al apaciguarse ahora las más violentas sacudidas del hundimiento parece llegado el momento de mostrar también el lado alemán., lo que también está grabado profundamente en la memoria de los supervivientes. Nuestros archivos han sido destruidos o cayeron en manos del enemigo. Los escritos auténticamente fieles a la historia serán, en consecuencia, muy difíciles de encontrar. Por lo tanto, me parece importante poder ofrecer las memorias basadas en recuerdos personales de los combatientes de aquel tiempo, aunque sólo hayan participado parcialmente en los acontecimientos y prevalezca, en ellos también, la forma subjetiva.
Pero no es éste el único motivo que me induce a escribir. Millones de mujeres y de madres alemanas dieron sus esposos y sus hijos por la patria. Cientos de miles de alemanes, mujeres, niños, ancianos, cayeron sacrificados a las bombas enemigas. Mujeres y niños ayudaron a conservar a la patria y el hogar con sus trabajos en las trincheras, en las fábricas y en los campos. La clase trabajadora cumplió, incansable, su deber para con la patria. Los campesinos alemanes cultivaban el agro en las más terribles circunstancias de trabajo, y aseguraron, hasta el amargo fin, la alimentación del pueblo. Millones de alemanes fueron arrojados de sus casas y cayeron en la más precaria situación o tuvieron que comer el pan del enemigo. Millones de soldados, la sangre de nuestro pueblo, murieron frente al enemigo, valientes y fieles, como tantos otros alemanes, desde hace siglos, habían dado su vida por nuestra patria. Todos son acreedores de nuestro agradecimiento.
No estoy autorizado para hablar en nombre de mi pueblo; pero puedo, al menos, hacer llegar hasta mis viejos soldados una muestra de mi agradecimiento. Sabíamos, unos y otros, lo que debíamos defender; y esto nos ha ligado y, como yo espero lleno de confianza, nos mantendrá unidos para siempre.
Se siente demasiada inclinación a acusarnos de “militarismo” y de “nacionalismo”. También este libro se expondrá a correr el riesgo de semejante reproche en alguna de sus páginas. Tanto para mis viejos soldados como para mi, “militarismo” significa vanidad, fatuidad, presunción, juego militar, fanfarrona copia del lenguaje castrense, la hipérbole de la apostura militar y su trasplante a la vida ciudadana; conceptos que el verdadero soldado rechaza. Precisamente por conocer la terrible realidad de la guerra juzga inadmisibles, como hombre, semejantes conceptos. El militarismo aspira a la conquista ambiciosa y a la política de dominio. Nosotros fuimos soldados para defender nuestra patria y hacer a nuestros jóvenes honestos y aptos para el servicio militar. Éramos militares y lo fuimos con gusto. El servicio era para nosotros un alto deber, nacido del amor a nuestro pueblo y a nuestro territorio. Dicen que “nacionalismo” significaba para nosotros supervalorización de nuestra patria y arrogancia hacia otros pueblos y razas. Nos sabemos libres de tales ideas. Porque el amor a nuestro país y a nuestro pueblo no nos impide respetar a otros pueblos en su modo de ser propio; mas este amor a la patria y este concepto del deber altamente desarrollado, debemos mantenerlo vivo. No nos desviaremos; seguiremos el camino sin vacilar, a pesar de los lamentos de la débil época actual contra el nacionalismo. Queremos ser y seguiremos siendo alemanes. Reconocemos la importancia de una Europa genuina, actualmente sacudida en sus más firmes fundamentos, y estamos dispuestos a llegar a ser un miembro destacado dentro de ella con igualdad de derechos y deberes que los demás pueblos.
Con el mismo espíritu, este libro quiere contar también a las jóvenes generaciones cómo combatieron sus padres, poniendo sus vidas al servicio de Alemania. Quiere recordarles que no han de olvidar a quienes crecían en ella a pesar de las calamidades y de la muerte; y finalmente, a pesar de la derrota segura. Sólo así nos será inutil su sacrificio y saldremos airosos, ¡Dios lo quiera!, en el pacífico encumbramiento de Alemania. Lejos de mi ánimo defender o inculpar,. Me he esmerado en describir mi propia experiencia, Mis fuentes consisten en apuntes y cartas que han sobrevivido a mis avatares de prisionero y en relatos de combatientes. Mi obra no está exenta de errores de memoria en algunos pormenores. La abundancia de sucesos borra sus detalles y hasta los propios sucesos, después de estos años de privaciones, comienzan a palidecer.
Describo los hechos como los vi, en mi puesto de aquellos tiempos – como comandante en jefe de un cuerpo del ejército, como jefe principal de un grupo de tropas acorazadas, y como jefe superior del ejército acorazado. Para poder presentar en su conjunto la Guerra Mundial se ha usado como fuente, al modo de antes, la obra del Estado Mayor General.


En estas memorias Guderian plasma las dos vidas que tuvo, una como militar sobre el terreno y otra como militar en los despachos.
Comienza relatándonos las dificultades que tuvo que afrontar para convencer a sus superiores de la necesidad de organizar divisiones acorazadas autónomas de modo que el tanque dejase de ser un elemento de apoyo para la infantería y se convirtiese en un ente autónomo. Nos cuenta la incomprensión y las burlas de sus camaradas y el escepticismo de sus superiores cuando les planteaba ideas que a él le parecían evidentes; todo ello repleto de situaciones cuanto menos curiosas, como las maniobras con tanques que no eran más que un armazón de cartón situado sobre una bicicleta y el gran éxito que supuso poder sustituir la bicicleta por un coche.

A continuación llegamos a la parte más árida para el lector profano pero a la vez interesantísima para el entendido, el relato de su participación en las campañas de Polonia, Francia y Rusia. Esta parte del libro se centra en combates, avances, batallas y conquistas, con profusión de mapas y croquis de puño y letra del mismo Guderian que facilitan sobremanera el seguimiento de la acción que relata.
En estas páginas podemos ver cómo llevó a la práctica la teoría que llevaba años defendiendo, como ejemplo cabe destacar que, durante la campaña de Francia, Guderian recibía constantes órdenes de sus superiores (en especial de Von Kluge) que le conminaban a frenar su avance hacia la costa empujando a los belgas y franceses cortando de este modo su línea de suministros; a estos requerimientos Guderian solo contestaba que estaba en una operación de reconocimiento nada más, cuando en realidad presionaba delante de sí, el retroceso del enemigo arrinconándolos en la costa de Dunkerque. Fruto de la extraordinaria movilidad de sus tropas, a su división se le llegó a llamar la división fantasma ya que nadie sabía a ciencia cierta donde se podría encontrar.

Por último, llegamos a sus vivencias al frente de más altas responsabilidades, apartado del campo de batalla y centrado en las batallas de los despachos. Esta parte nos da una visión mucho más amplia de la Segunda Guerra Mundial y nos introduce en las bambalinas del poder y de la toma de decisiones. En esta parte hay mas política y menos unidades sobre el terreno, mas opiniones personales y menos ciudades de nombres impronunciables. Seguramente esta sea la parte que resulte mas entretenida para el lector. Sobre todo sus habituales y acaloradas discusiones con Hitler (Guderian fue uno de los pocos militares que se atrevió a llevarle la contraria, tanto en público como en privado al Führer).

Al finalizar la lectura de este libro queda una pregunta en el aire, una cuestión inevitable cuando se habla de un personaje así: ¿fue Guderian un nazi convencido o un militar que cumplía con su deber?.
Todo parece indicar que no tenía precisamente muchas simpatías por el partido nacionalsocialista de Hitler, de hecho, salió absuelto de los juicios de Núrenberg donde las únicas acusaciones que se presentaron contra él fueron participar activa y dirigentemente en la guerra y, aunque parezca asombroso, haber escrito libros y artículos sobre teoría militar.
Respecto a esta última acusación, la situación fue más o menos esta:

Fiscal: -Mi primera acusación es la de haber escrito varios artículos y libros, uno de ellos "Achtung Panzer", estos libros constituyen una guía de cómo atacar y destruir países además de mostrar nuevas tácticas militares que permitieron un éxito enorme a los ejércitos nazis además …
Abogado defensor: -Señoría, esta acusación es absurda, escribir un libro sobre estrategia militar no es delito en ningún país, los generales americanos tienen cientos y no veo a ninguno aquí sentando.

Valoración: Cuatro estrellas. Si te gusta la historia o te atrae la Segunda Guerra Mundial, este es un libro fundamental.





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1 Comentarios

  1. Publicado por primera vez en España en 1953 y no en 1952.

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